Los emojis y sus interpretaciones no están estandarizados, lo que significa que un mismo dibujo puede tener lecturas diferentes. El problema aumenta con la distancia cultural, dados los mecanismos de apropiación y combinación que con frecuencia se ponen en juego al usarlos.
Una dificultad típica la plantean los que representan gestos: la comunicación no verbal no es ni mucho menos universal. Un ejemplo: el emoji de las dos manos unidas por las palmas en su origen japonés indicaba ‘gracias’, pero se reinterpreta en ciertos contextos como ‘rezar’ o ‘por favor’.